Saturday, October 20, 2007

Continúa la farsa

Política
Continúa la farsa

El circo de los comicios municipales de este 21 de octubre: otra
victoria cantada para el régimen.

Yodel Pérez Pulido, Manaos

viernes 19 de octubre de 2007 6:00:00

Hace tan sólo unos días se cumplieron 48 años de aquel 28 de septiembre
en que Fidel Castro gritara, en la cara de cientos de ilusos, que estaba
naciendo una comunidad de vecinos creada para saber quién dormía, quién
vivía y cómo se pensaba en cada casa y comunidad de la Isla.

Desde ese día, el pueblo elevaría a niveles inusitados la mordaz
chismorrería, la impertinencia burda, la envidia militante y la locura
de vivir cuidándose del qué dirán.

No se sabe aún si con los aplausos de aquella noche en que nacieron los
Comité de Defensa de la Revolución (CDR), Castro también creaba el
sistema electoral que mantiene invicto su empeño llamado Revolución,
apoyado en ese mecanismo de vigilancia colectiva.

Nuevos perros con idénticos collares

La oficialidad se atreve a pronunciar y definir en foros internacionales
que el sistema electoral de la Isla constituye un ejemplo de democracia
participativa. Términos estos que, aunque análogos en la propaganda
estatal, son dicotómicos en la práctica.

El "debate" radica en hacer creer que se denomina democracia a la
asistencia obligada de vecinos a una reunión para elegir, con el brazo
en alto, a quien aparenta ser más revolucionario o, en el mejor de los
casos, al menos dispuesto a denunciar los robos estatales, el mercado
negro y la malversación de los altos dirigentes.

¿Cómo definir un proceso en que las personas son citadas —casi bajo
vigilancia— a las urnas donde se "elegirán" a quienes deben decidir,
tras dura polémica, quién recibe el techo para la casa más destruida o
la pintura para la pared del más terrible bajareque?

Dada la estupidez de mostrar que los elegidos representan a la
administración central del Estado y que, gracias a su gestión, ocurre el
milagro de una democracia sin igual, el desinterés del pueblo en la
farsa electorera se ha manifestado poco a poco.

En 2005, en la primera fase de las más recientes "elecciones", cuando
fueron escogidos los representantes (delegados) de las
circunscripciones, el 82% de los elegidos resultó reelecto para un nuevo
"mandato".

El gobierno interpretó tal fenómeno, junto a la supuesta alta
participación, como ejemplo de estabilidad gubernamental, cuando la
realidad es que la falta de motivación para designar a nuevos perros con
idénticos collares, marcó el proceso.

Ahora, en la segunda fase, cuando esos elegidos en 2005 nominen (es
decir, aprueben la lista de nombres facilitada por la oficialidad) a los
diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, supuestamente con el
poder que el pueblo les otorga, la "vecindad" desaparecerá, a tal punto,
que sólo volverá a relucir cuando la campaña por el voto unido inunde
los medios y hasta las puertas de los baños públicos.

La inmensa mayoría de los nominados serán ratificados, pues la gente,
que sólo contará con biografías publicadas en papel desechable un mes
antes del día mágico, es convocada a unos comicios donde todos tienen
"tantos méritos" que sería indecoroso votar sólo por uno.

La elección de un moribundo

Los demócratas y filósofos franceses se quedarían boquiabiertos al ver
cómo sus ideas para llevar a la sociedad el término "gobierno", son
despedazadas con la intención de mantener para siempre el poder absoluto.

En Cuba, los opositores son omitidos en un proceso electoral que el
presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, ha definido como
ejemplo de la más "verdadera y fidedigna" participación popular.

Tras degustar el chiste, habría que pensar cómo las cabezas del gobierno
de la nación se debaten ante la "obvia" posibilidad de que un moribundo
de 81 años sea elegido, por infinita vez, presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros. Incluso, aunque no sea el caso, pocas serán las
diferencias si el parlamento cuenta con los mismos "representantes" de
una sociedad civil sin voz.

En los micrófonos del Palacio de las Convenciones volverán a escucharse
—quién sabe durante cuantos años más— los informes triunfalistas y las
estadísticas convenientes, a los reverendos cuyo Dios no permite aceptar
la presencia de ciudadanos disidentes; a trovadores con canciones y
poemas de alabanzas, ministros fantoches, políticos e intelectuales que
elaboran los informes de "sí se puede" o "estamos avanzando", a
campesinos que nunca soñaron con ser parlamentarios pero forman parte
del gobierno, aun cuando se saben ineptos.

Otra vez el espectáculo de la "democracia cubana" se desentenderá de la
carta universal de los derechos humanos, del atropello y el silencio a
la disidencia, y verá como normal el adoctrinamiento político en la
educación.

Aunque siempre quedará a los ilusos el "secreto" de las urnas para
expresar su desacuerdo; se arriesgarán a escribir lo que sienten, sin
importarles que luego las boletas sean borradas y contadas como votos
válidos, necesarios para un castrismo que ya debe estar construyendo la
urna que será también "secreto de estado".

http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/continua-la-farsa/(gnews)/1192766400

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