Cremación en Cuba
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) - La cremación de cadáveres, hasta
no hace mucho, era considerada en Cuba como algo propio de otras
regiones del mundo; costumbre ajena a la idiosincrasia nacional.
En los últimos años esa práctica se ha convertido en un imperativo de la
ciudadanía. La cremación resultaba un proceso demasiado engorroso. Había
que realizar trámites complicados que se dilataban mucho. Actualmente,
con la inauguración en la capital de un moderno crematorio (donde se han
cremado ya 113 cadáveres), el servicio (gratuito) será más rápido,
eficaz y confiable.
Para Nelson Mariña, de 58 años, lo único que le preocupa es no poder
donar sus órganos si opta por la cremación cuando se vaya. Dijo que le
gustaría terminar en una urna en casa de los hijos porque estaría en
buenas manos, y se ahorrarían muchos rituales como la exhumación,
limpieza de bóveda y caminatas hasta el cementerio.
Con la cremación se evita el saqueo de tumbas, el robo de lápidas y de
adornos funerarios de valor sentimental y material, muy frecuentes en
los cementerios del país.
Apenas se han construido camposantos en varias décadas, ni siquiera se
han ampliado mucho los existentes, por lo que la disponibilidad de
nuevos lotes de tierra para la construcción de tumbas y bóvedas
familiares es nula, por falta de espacio.
Los enterramientos para quienes no poseen bóveda se realizan en fosas, y
después de la exhumación los restos se colocan en osarios, por cuyo uso
los familiares del difunto deben pagar una cantidad anual de dinero a la
administración del cementerio.
Se inhuman cinco cadáveres en cada fosa común, y en cada exhumación se
extraen los cinco, el mismo día. Son frecuentes los casos de
momificación espontánea de cadáveres, por lo que se debe repetir la
inhumación con el trance doloroso que representa para la familia del
difunto.
La cremación de Vilma Espín, figura importante de la revolución desde
los días de la Sierra Maestra, será imitada por otras figuras del gobierno.
Existe una suerte de debate público espontáneo sobre la preferencia por
el enterramiento, siguiendo la tradición, o por la cremación, más acorde
con la realidad del país.
El crematorio, de tecnología española, resulta insuficiente para Ciudad
de La Habana (única provincia privilegiada con este servicio), debido a
que puede cremar sólo seis cadáveres por día.
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