Monday, October 08, 2007

El socialismo y la chivatería

SOCIEDAD
El socialismo y la chivatería

Oscar Mario González

LA HABANA, Cuba - octubre (www.cubanet.org) - El cubano tradicional -no
este hombre nuevo-, fiel al amigo, al vecino y al pariente, siempre
mostró repudio al chivato; siempre lo sintió como un ser indigno de
pertenecer a la familia nacional.

Porque el chivato daña a la comunidad humana en su valor más preciado,
en la confianza mutua, tan necesaria para la armonía y estabilidad de
las sociedades sanas.

Los propios esfuerzos revolucionarios contra la dictadura anterior de
Fulgencio Batista se veían entorpecidos por causa de la chivatería.

Hombres como Frank País, los mártires del Goicuría, o los de Humboldt 7,
por citar algunos casos, fueron víctimas de delaciones. Ello explica el
odio que sentían los insurrectos y los combatientes urbanos clandestinos
hacia los chivatos al servicio de la dictadura batistiana, entonces
conocidos como "treinta y tres treinta y tres".

No es un secreto los fusilamientos a delatores en la Sierra Maestra, o
los cuerpos con la boca llena de hormigas de los ejecutados por los
grupos de acción y sabotaje y las cédulas del 26 de Julio, en plena vía
pública y a plena luz del día.

Mayor difusión tuvieron los fusilamientos a chivatos durante los
primeros meses posteriores al triunfo revolucionario. Ejecuciones que
por no haber contado con el debido proceso legal y las requeridas
garantías, toman el matiz de crímenes políticos, motivados por venganzas
partidistas bajo la ley de "el que a hierro mata a hierro muere".

Pero cuando aquella revolución, que se decía verde olivo, y resultó ser
un melón de rojas entrañas, tomó el sesgo marxista originalmente
concebido por sus máximos dirigentes, la chivatería dejó de ser
ignominiosa y aborrecible para convertirse en virtud revolucionaria y
mérito patriótico.

Hasta el nombre de chivato cambió por el de "ciudadano cívico",
tornándose con ello la lacra en atributo moral.

Haciendo uso del relativismo moral, propio de la ideología marxista, se
legitimaba la chivatería, siempre que tuviera como finalidad
salvaguardar los sagrados intereses del socialismo.

Quedaba así institucionalizada la chivatería a través de los Comités de
Defensa de la Revolución que al principio se crearon a nivel de cuadra y
de centro de trabajo.

En cada cuadra un comité y cuatro o cinco chivatos dispuestos a ganar
méritos, escalar posiciones y obtener ventajas materiales con el
ejercicio de tan execrable ocupación.

El pasado 28 de septiembre los Comités de Defensa de la Revolución
cumplieron 47 años de fundados. Desde su creación hasta hoy ha llovido
mucho. Hoy, los Comités andan con la guardia a ras del suelo y los
chivatos van suscitando el rechazo del cual siempre fueron objeto en
esta tierra noble. Sólo falta que los Comités acaben de pasar a la
historia como un capítulo triste y bochornoso, pero a la vez
aleccionador y representativo de los niveles a que puede descender el
hombre cuando la perfidia penetra en su corazón.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/oct07/03a9.htm

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