Wednesday, October 17, 2007

Inspectores, ¡a correr!

SOCIEDAD
Inspectores, ¡a correr!

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - La capacidad de movilización
del país se pone a prueba no sólo cuando se anuncia la proximidad de
algún huracán, sino también ante la proximidad de inspectores de
comercio y gastronomía, dos de los sectores que suscitan montañas de
quejas de la ciudadanía.

El sistema de aviso funciona a las mil maravillas, especialmente si los
inspectores se presentan sorpresivamente en los centros seleccionados.
Una voz susurrante da la alarma telefónicamente con una sola palabra:
¡Inspectores!

Del otro lado de la línea algún jefe da las gracias por aquello de "hoy
por ti mañana por mí".

En bicicletas, motos, autos, a pie, se disparan hacia todas partes los
mensajeros para llevar la noticia. No hay tiempo que perder y cada cual
sabe lo que tiene que hacer. Se esconden mercancías no autorizadas para
la venta; se reajustan en las pizarras los precios adulterados; se pone
precio a los productos que no lo tienen. En esos momentos la matemática
vuelve a ser ciencia exacta. La balanza marcará el peso justo, libre de
trucos durante la inspección estatal. Serán apartados momentáneamente
los ayudantes que trabajan por "la izquierda". Y se verá sonrientes a
carniceros, bodegueros, gastronómicos, obsequiosos con el cliente, y el
cliente marchará del establecimiento contento, al sentir su bolsa de
compra un poco más pesada que otros días.

Los trabajadores por cuenta propia son también inspeccionados y
alertados, pero llevan cierta ventaja sobre los estatales. Como la ley
no les precisa días ni horarios de apertura y cierre, ante la cercanía
de los inspectores optan por cerrar sus negocios a la hora de la inspección.

Conociendo las triquiñuelas de los administradores y empleados para
salir airosos de las inspecciones, a veces la fiscalía, el gobierno y el
Partido Comunista preparan en secreto al equipo de inspectores y,
generalmente, como son muchos, ponen a su disposición ómnibus para su
traslado.

La voz misteriosa aparece otra vez rompiendo el hermetismo de la
inspección, sólo que la palabra clave ya no será ¡Inspectores!, sino
¡Guagua!

Cunde el pánico. Fase 2: ¡Huracán! Y a correr, liberales de Perico. Con
la guagua puede llegar el despido y hasta la cárcel.

-¡No se puede perder ni un minuto que éstos sí no creen en nada ni en
nadie, y le pasan la cuenta a cualquiera! -exclama un trabajador por
cuenta propia, mientras cierra su kiosko y desaparece de la escena.

Los inspectores van y vienen. Algunos funcionarios violadores de las
normas son separados de sus cargos, y según la expresión popular, "se
caen pa´rriba".

Mientras, en los periódicos, la radio y en las asambleas de vecinos
llueven las quejas por los abusos cotidianos en los establecimientos de
comercio y gastronomía.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/oct07/17a6.htm

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