2007-10-15.
Guillermo Morales Catá, Corresponsal en Barcelona de Misceláneas de Cuba
El dictador cubano Fidel Castro se muere, despacio, lentamente. Suave,
como caminan los gatos en los tejados, se muere Castro. A nadie le cabe
la menor duda de que el octogenario déspota se va poco a poco, se va
perdiendo como se disipa un aroma. Como el hilo fino, finísimo, que deja
escapar un río cuando ya no da más de sí.
Rendidos a su pies miles ya le lloran. Le lloran ignorantes y
convencidos. También le lloran Gobiernos y embajadores. Paupérrimos
campesinos cantan ya décimas con nostalgia. Semillas de traidores
golpistas o indígenas seducidos se resisten, no obstante, a la muerte
exageradamente despacio del hombre que pasará a la historia por largos
discursos y caprichoso. Por traidor y mentiroso. Por cruel, por
embustero. Por creerse Dios y Señor de una Isla, su Isla.
Se va con sedosos pies, sutil, manso, delicado, escurridizo. Ya nada
queda de aquel barbudo enfundado en su uniforme verdeolivo. La imagen
del Comandante ya no será la del hombre fuerte, irreverente, bárbaro.
Quedará en cada uno de nosotros la imagen penosa de un abuelo marchito,
débil, que no quiere morirse, que lucha contra lo que es ya inevitable:
la muerte. Una muerte que no quiere cargar tampoco el peso de un
revolucionario apátrida.
Un revolucionario que no es ni de la vida ni de la propia muerte. Un
hombre sin Patria, en tierra de nadie. Ni en la tierra ni en el cielo.
¡Pobre hombre que muere! Hace apenas unas horas intentó hilvanar un
discurso; quizás su último discurso. Su más corto discurso. Dando
lecciones de viejas batallas, como los coroneles cuando ya son viejos.
Se le escuchó bajito.
Desde que el "jefe de la revolución", delegó el poder en el
"hermanísimo" Raúl Castro, el 31 de julio de 2006 obligado por una
grave enfermedad intestinal, no se le ha vuelto a ver en público, salvo
a través de videos o fotos.
Sin embargo, le dio por escribir unaserie de "reflexiones" que comenzó a
publicar el pasado marzo, como las críticas a Estados Unidos, el cambio
climático y la guerra en Oriente Medio. Ya hasta se ha dedicado a
bromear con los rumores sobre su salud, que aumentaron durante las
últimas semanas debido a la falta de imágenes. "Bueno, aquí estoy, que
si estaba moribundo, que si se murió, si se muere pasado mañana, bueno
nadie sabe que día se va a morir".
Hay quienes dudan, no obstante, de que esos artículos los escriba él
mismo. Pero eso se sabrá algún día.
El Gran Líder se va muriendo lentamente…
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12135
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