Sunday, October 17, 2010

Amor contrarrevolucionario

CUBA-DISIDENTES
Amor contrarrevolucionario
17/10/2010 - 11:30 Noticias EFE
Carlos Pérez Gil

Madrid, 17 oct (EFE).- Horacio Piña, uno de los últimos disidentes
cubanos excarcelados por el régimen castrista, ha visto cómo su acogida
en España le ha abierto la puerta a la libertad y a poder convivir con
su mujer, Suyoani Tapia, a quien conoció hace siete años en la prisión
donde ella trabajaba como médico.

"Nunca habíamos estado más de tres horas juntos hasta que tomamos el
avión a Madrid", resume Suyoani, de 30 años, su relación con Horacio, de
43, que comenzó en una celda de castigo del penal de Canaleta, en el
centro de la isla, al poco de ser encarcelado en marzo de 2003 junto a
otros 74 opositores durante la llamada "Primavera negra".

La pareja aterrizó en Madrid el pasado 6 de octubre con su hija de 18
meses, Ada María, para iniciar una nueva vida sin barrotes entre medias
y sin el repudio de quienes trataron de obstaculizar su noviazgo por ir
en contra del credo revolucionario.

"Yo, como Horacio, también me he sentido presa y perseguida", confiesa
Suyoani en declaraciones a EFE-TV en el hostal del madrileño barrio de
Vallecas, donde se alojan con otros exiliados.

Lo que la gente "ve como una telenovela" -compara ella- empezó a los
pocos días de que Horacio fuera condenado a 20 años de prisión por ser
un activista en favor de los derechos humanos.

Por entonces, Suyoani, recién licenciada, cumplía el servicio social
como doctora encargada de las consultas con los internos.

Después de meses "en los que apenas conversamos", el idilio arrancó en
mayo de 2004, cuando ya los oficiales de seguridad comenzaron a sospechar.

"Me interrogaron y me acusaron de mantener una relación con un
terrorista, a lo que les respondí que no compartía ese concepto de
terrorista, porque la persona de la yo me había enamorado no lo era",
rememora Suyoani.

Horacio reconoce que trató "por momentos de esquivar la relación, porque
sabía a lo que ella y su familia se exponían" por su condición de
contrarrevolucionario.

En agosto de 2004, fue trasladado a la cárcel de Pinar del Río, en el
extremo oeste del país, y Suyoani, apartada como médico en Canaleta,
donde -asegura- fue testigo de "cómo se torturan" a los presos en Cuba.

Al año siguiente, ella se mudó para estar cerca de su pareja y conseguir
trabajo, pero con "un nivel de acoso muy alto" desde el primer día.

"A pesar de la carencia de médicos, no me querían dar plaza. La
seguridad se encargó de ponérmelo difícil. Durante siete meses estuve en
un pueblo a 30 kilómetros, adonde tardaba dos o tres horas en llegar, a
veces en carreta", recuerda emocionada.

Después de dos años con un régimen de visitas ordinarias de un par de
horas cada 45 días y una más íntima de tres horas cada dos meses,
Horacio y Suyoani se casaron por lo civil en la prisión en marzo de 2007.

"También para eso nos pusieron problemas, porque hasta la quinta cita,
el notario no apareció", apunta la doctora, quien desea celebrar pronto
una boda religiosa "bien hecha" en España.

Ni durante su embarazo, ni con la llegada al mundo de Ada María en la
primavera de 2009 las cosas cambiaron y los funcionarios de la cárcel
"hicieron de todo para que ella se fuera y me dejara", apunta Horacio
para denunciar lo "intolerante" del régimen castrista.

"A veces, para visitarle, tenía que esperar cuatro horas con la niña, y
cuando entrábamos en el cuartito, en el mejor de los casos estaba
dormida, sino gritando por el cansancio", relata Suyoani.

A pesar de lo sufrido, Horacio, hijo de un militante del Partido
Comunista de Cuba que nunca renegó de él por ser un opositor, asegura
"no guardar rencor" contra el Gobierno de La Habana.

"Lo único que quiero es que un día las cosas cambien en Cuba", confía el
disidente.

http://www.finanzas.com/noticias/cuba/2010-10-17/363982_amor-contrarrevolucionario.html

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