Friday, October 15, 2010

Democracia, socialismos y golpes de Estado

Política

Democracia, socialismos y golpes de Estado

Si Chile fuera parte del ALBA (creada por Chávez), probablemente estaría
en la misma situación socialmente inestable de los países miembros de
esa organización

Javier Campos, Connecticut | 14/10/2010


Con la fallida insurrección de la Policía Nacional en Ecuador volvió la
preocupación de los golpes de Estado a gobiernos democráticamente
elegidos en algunos países de América Latina. También volvieron algunos
análisis maniqueos, con los argumentos repetidos de que detrás de esas
insurrecciones debe estar obligadamente una oposición manejada por la
burguesía, el imperialismo, la derecha diabólica.

Es cierto que no estamos a fines del siglo XIX, ni menos en el siglo XX,
incluyendo el período de la guerra fría, la revolución cubana, el
Gobierno de Allende, la revolución sandinista, las guerras civiles en
América Central, las dictaduras en el Cono Sur. Allí está la historia de
una América Latina intervenida directa e indirectamente por Estados
Unidos, e intervenida también por la ex Unión Soviética o todo el
pensamiento marxista que alimentó teórica y prácticamente a movimientos
revolucionarios y grupos de liberación nacional. Nuestra América Latina
se ha movido continuamente por doscientos años hasta ahora en una
historia de democracias representativas más o menos imperfectas, utopías
y dictaduras.

Innegable fue el cambio posterior que trajo consigo el desmoronamiento
de la ex Unión Soviética, y el hecho de que como efecto dominó se
derrumbó luego todo el campo socialista. Innegable también que la
apertura de las economías neoliberales aceleró una globalización, si
bien desigual pero fundamental en el desarrollo de la tecnología digital
y la información. Unos impusieron el nuevo sistema a la fuerza, como fue
el caso chileno con las diez modernizaciones de la dictadura de
Pinochet. Otros a través de sus propias democracias nacientes, a las que
no les quedaba otra opción que integrarse al sistema de comercio global.

En Chile los gobiernos concertacionistas continuaron el proceso de
integración de la nación al mercado global. Con todas las críticas que
se les hacen a esos gobiernos, Chile no estaría, sin embargo, en el
nivel de desarrollo económico que ahora tiene, si otra hubiera sido su
realidad: una vía tipo Hugo Chávez o la de Ortega en Nicaragua, o de
Correa en Ecuador o Morales en Bolivia. Si Chile fuera en estos momentos
parte del ALBA (creada por Chávez) probablemente estaría en la misma
situación socialmente inestable de esos países.

Eso se comprueba si se analiza lo que ocurre en esos países que ha
organizado Chávez bajo "el nuevo socialismo del siglo XXI" o la otra
alternativa al neoliberalismo, al nuevo colonialismo, al imperialismo, a
la oposición aliada a intereses extranjeros. Todos esos términos se les
escuchan continuamente en sus discursos a Chávez, Ortega, Morales, Correa.

Todos condenamos los golpes de Estado en sociedades donde los
presidentes han sido elegidos por el voto popular. No es ese el
problema. El problema es que estos nuevos caudillos socialistas, usando
aquella democracia que les ha permitido llegar al poder, ahora la
revierten para transformar su país en un experimento socialista del
siglo XXI. No es ningún azar que la inauguración del ALBA haya sido en
La Habana, Cuba, y que allí también se hayan reunido en años posteriores.

Tampoco es un azar que esos países, principalmente Venezuela, Bolivia,
Nicaragua y Ecuador tengan el mismo objetivo de cambiar la constitución
o eliminar los partidos de oposición que consideran grupos de la
burguesía, aliados al imperio. Gobernar por decretos (Venezuela,
Nicaragua, Ecuador son ejemplos muy claros), o crear leyes para disolver
cuando deseen el parlamento o sus Asambleas Nacionales, como Correa lo
está anunciando. O controlar los medios masivos (fundamentalmente la
televisión, como en el caso de Venezuela) y crear así la división odiosa
entre "el pueblo" y "la oposición aliada al imperio".

Proponer una sociedad mejor para todos es un sueño que América Latina ha
deseado por doscientos años a través de unas democracias imperfectas y
de unas utopías socialistas. Nuestra historia ha sido aquella,
interrumpida también por la reacción de violentas dictaduras militares.

Lo de Ecuador en días recientes muestra la inestabilidad de ciertas
sociedades cuando se echa andar un sistema impuesto a rajatabla porque
se está seguro de que es el mejor y de que el otro, el neoliberalismo,
la globalización, en cambio, es una presencia diabólica que hay que
exterminar. El apoyo al presidente Correa no es ninguna contradicción.
Se le apoya porque se respeta su condición de Presidente elegido por
votación popular. Pero lo otro muy distinto es estar en desacuerdo con
su propuesta, similar a la de todos los presidentes del ALBA. El
resultado es que en estos años se ha mostrado, por el contario, en esos
países, que esos nuevos socialismos están llevando a una división
violenta entre sus propios ciudadanos.

Javier Campos es un escritor chileno que ha publicado varios libros de
poesía. Reside en Estados Unidos, donde es profesor universitario.

http://www.cubaencuentro.com/internacional/articulos/democracia-socialismos-y-golpes-de-estado-246937

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