Friday, October 22, 2010

El pulpo eléctrico

El pulpo eléctrico
Francisco Chaviano González

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Antonio Guiteras, el
popular líder político de la década de los treinta se recuerda por sus
leyes a favor del pueblo y en detrimento de la entonces Compañía Cubana
de Electricidad, a la que tildaba de "pulpo eléctrico", porque sus
redes de energía se extendían por la ciudad absorbiendo el 10% del
peculio ciudadano por el pago de su servicio, que hasta 1959 no llegaba
a 10 pesos por vivienda.

La revolución de los Castro confiscó el pulpo eléctrico y con él la
polémica sobre el precio del kw. Mientras que el salario se duplicó en
50 años, el costo de la electricidad creció diez veces, con lo que el
consumo promedio (incrementado además en 50%) rebasa la mitad del
salario promedio. Las viviendas que tienen un aparato de aire
acondicionado, que solamente usan de noche, promedian un gasto de
alrededor de 250 pesos (3/4 del salario).

Por esta razón el pueblo tiene que robar la electricidad adulterando el
metro contador, lo que se hace posible porque los aparatos no están
herméticamente sellados. A los más viejos le echaban sal para que se
oxidara el mecanismo y marcara un consumo menor; a otros bastaba con
aflojarle un tornillo y se detenía; a los más modernos hay que
desconectarlos, y no falta quien tiene un desvío oculto cuyo consumo no
pasa por el registro.

La Empresa Eléctrica utiliza inspectores que hacen incursiones
intempestivas a las viviendas sospechosas de ilegalidades. Así le
ocurrió hace algún tiempo a mi vecino, un comunista rancio, con varias
misiones internacionalistas, y listo siempre a colaborar contra los
opositores al régimen. De madrugada, poco antes del amanecer, llegaron
los inspectores y comprobaron que una parte de la casa estaba abastecida
por un ramal no registrado por el metro. Le pusieron 500 pesos de multa
y el pago de poco más de 3 mil, que calcularon había dejado de abonar.

Pero no faltan los excesos de esta empresa estatal y sus inspectores. La
empresa, para reducir la enorme diferencia la energía consumida por la
población y los pagos recibidos; los inspectores, para extorsionar a los
infractores en beneficio propio. En estos empeños una y otros incurren
en todo tipo de violaciones y atropellos. A veces se aparecen con una
cuenta astronómica que inexplicablemente multiplica varias veces el
consumo habitual, como le ocurrió recientemente al conocido disidente
Félix Bonne. Otras, ante una rotura del metro contador, viene el
inspector y, sin mayores averiguaciones, acusa de robo al cliente, pone
una multa severa y le adjudica una deuda más elevada que la real. Esto
último le ocurrió a mi esposa hace algún tiempo; finalmente la empresa
tuvo que reconocer el error y retractarse. Si el cliente no se pone
duro tiene que pagar, o sobornar al inspector.

Esto último le acaba de ocurrir a Soraya Echevarría Morales, vecina de
calle 280 # 1113, en Santa Fe: el contador se detuvo y al llegar el
cobrador se percató que la lectura era la misma del mes anterior,
señalándole que debía reportarlo, lo cual ella hizo. Cuando apareció
otro inspector, argumentó que el aparato estaba alterado y multó a
Soraya con 500 pesos, y una supuesta deuda de varios miles. Los
afectados se negaron, lo acusaron de estar promoviendo el soborno y
ahora se encuentran inmersos en un litigio que seguramente les traerá
algunos sinsabores. Así es nuestro nuevo pulpo eléctrico. ¡Si Guiteras
pudiera verlo!

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Oct2010/22_C_2.html

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