Monday, October 18, 2010

Fidel Castro nos engañó

REPORTAJE: UNA HISTORIA CUBANA

"Fidel Castro nos engañó"
El empresario José Félix Llopis revela que comerciantes españoles
afincados en Cuba en los cincuenta financiaron a la guerrilla castrista

JUAN JESÚS AZNÁREZ 17/10/2010

Buena parte de los empresarios de origen español afincados en Cuba a
finales de los cincuenta financiaron al guerrillero Fidel Castro sin
sospechar que el barbudo de Sierra Maestra habría de imponer en la isla
un sistema comunista que expropiaría sus propiedades. La contribución
empresarial al sostenimiento de la milicia sublevada contra Fulgencio
Batista es una realidad apenas divulgada, de la que fue testigo y parte
José Félix Llopis, de 83 años, nacido en Madrid, exiliado en París al
estallar la guerra civil española, correo en Francia del activismo
antinazi, mecenas y delegado de Christian Dior en América Latina.

"Tras reunirse con el Che Guevara, supo que el Gobierno revolucionario
no dejaría a Dior sacar "ni un dólar de Cuba""

Inevitablemente, la novelesca vida de este republicano católico,
mensajero del glamour y del champán francés en naciones acogotadas por
la violencia y el hambre, embajador de Panamá ante la Unesco, debía
recogerse en unas memorias, que ha escrito el periodista Manuel R. Mora
en el libro Violencia, perfume y humo (Turner). Pocos pueden emular a
Llopis, domiciliado en la panameña isla de Contadora, enemistado con el
dictador Manuel Antonio Noriega, interlocutor del Che Guevara y Castro,
y anfitrión de gobernantes intelectuales y artistas, desde los ex
presidentes francés y estadounidense Georges Pompidou y James Carter
hasta el científico Luc Montagnier y Pablo Picasso.

El hombre de confianza de Dior, que fue dueño de una fábrica de puros,
llegó a Cuba en las vísperas revolucionarias de 1958 para establecer en
Matanzas un centro regional de distribución de la empresa. Su primer
contacto fue Ramón Zapico, director financiero de la principal cadena de
comercios de la mayor de las Antillas, El Encanto, algo parecido a El
Corte Inglés en España, fundado en 1888 por dos asturianos, José y
Bernardo Solís,

"En una reunión me sorprendió ver que Solís, al final, pasaba su
sombrero panamá a quien tenía más próximo: este dejó unos billetes y así
siguió la ronda, cada uno echando dinero en el sombrero. Yo, claro,
también puse dinero, pero sin saber para qué", recuerda Llopis. "Cuando
pude se lo pregunté a Zapico, quien me informó de que aquel dinero era
una contribución para los grupos guerrilleros de Fidel Castro. Hasta ese
punto los tenía engañados Castro a todos. A mí el engaño me duró hasta
que, un año después de que los castristas tomaran La Habana, pude hablar
con el Che Guevara". El Encanto fue expropiado a finales de 1960.

La entrevista con el argentino-cubano se desarrolló en abril de ese año,
en una sala amplia y desangelada, sin adornos. El Che vestía el uniforme
verde oliva de campaña y fumaba un puro cuando saludó al español, que no
imaginaba un escenario de partido único y economía centralizada en uno
de los mercados más potentes de Dior, con una burguesía de gran poder
adquisitivo. Quienes avizoraban el comunismo, viajaban semanalmente a
Miami con el equipaje repleto de dólares, joyas y cuadros, temiendo las
medidas radicales del directorio revolucionario.

José Félix Llopis planteó al Che Guevara su proyecto de abrir una zona
franca en el puerto de Matanzas en la que Parfums Dior operaría como una
sociedad limitada legalmente establecida, pagando los correspondientes
impuestos. "Lo de constituir una sociedad limitada era lo que les
interesaba a ellos, pero para eso nosotros teníamos que garantizar que
podríamos sacar libremente de Cuba los beneficios. Y ahí fue donde el
Che empezó a no ser nada claro. Cuando terminó la entrevista, que duró
una media hora y en la que, en verdad, estuvo muy simpático, yo estaba
convencido de que no teníamos nada que hacer en Cuba". Al llegar a la
Embajada francesa, le comentó al embajador: "El Gobierno cubano no nos
va a dejar sacar ni un dólar".

Años después, en la década de los noventa, Llopis regresó a Cuba en
varias ocasiones y fue invitado al Palacio de la Revolución, donde se
vio con Castro, pero nunca pudo levantar en Matanzas el almacén
regional. La biografía del español, a quien la violencia persigue desde
niño, en España, en la Francia de la II Guerra Mundial y en la América
Latina incapaz de gobernarse, siempre de golpe en golpe militar, recorre
el siglo XX y se adentra en peripecias extraordinarias. Llopis aún
recuerda el traslado, con otros dos, de una vieja gramola a una
dirección de Montmartre, en el París ocupado. En cada esquina se topaban
con una patrulla alemana. Cuatro o cinco kilómetros sin saber que
transportaban una emisora clandestina de la resistencia francesa.

Amigo de Eddy Barclay y Zino Daviddoff, dueño de una colección de arte
constituida en fundación desde 2003, Llopis recuerda su relación con las
hermanas María y Araceli Zambrano, la intervención de su hermano Álvaro
para salvar la vida de Victoria Kent, o la petición de crear un
periódico clandestino en España que le hizo el escritor católico
François Mauriac, Nobel de literatura. Contrario a la cercanía de la
jerarquía católica española con la dictadura franquista, el autor
francés estaba convencido de que esa complicidad con un régimen tan
represivo habría de pasar factura. No se equivocó.

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Fidel/Castro/nos/engano/elpepusocdmg/20101017elpdmgrep_5/Tes

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