Tuesday, October 19, 2010

Fogones apagados

Fogones apagados
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - La afirmación categórica
del gobernante Raúl Castro el 4 de abril en la clausura del congreso de
la Unión de Jóvenes Comunistas: ''La batalla económica constituye hoy
más que nunca la tarea principal'', y el anuncio de que las empresas
estatales deben eliminar hasta un millón de trabajadores (del total
aproximadamente de tres millones) no solo resulta impactante y
preocupante, sino que pone en entredicho el andamiaje productivo laboral
y propagandístico del régimen en sus cincuenta y un años de poder.
¿Qué hará con tantos brazos caídos en plenitud laboral y tantos
estómagos multiplicados en las familias dependientes de esos brazos? Un
millón, a sumarle otros cientos de miles de empleados estatales puestos
de patitas en la calle hace meses, etiquetados con el eufemismo de
disponibles, y sin subsidio.

La situación evidencia la peor crisis económica interna, ya sin los
pechos de la Unión Soviética para que nos amamante. Capeando el temporal
con el tren a media máquina de Chávez, y la precavida distancia de
China, acorde con la milenaria filosofía de afabilidad asiática, pero
con el precepto: 'Si no pagas no te doy''. Y la batalla económica
enfocada en la agricultura, la industria y el turismo.

Pero, y es de lamentar, no puede haber agricultura que satisfaga las
necesidades de alimentación, y ni soñar con exportar si, como reconoce
el diario Granma, ''para cultivar la tierra en la actualidad muchos de
los nuevos tenedores de fincas (estatales, en préstamo) deben acudir a
un familiar o amigo cercano a fin de poder surcar, sembrar o desmontar
el marabú. Carecen de los utensilios necesarios. Incluso en el sector
estatal se hace sentir la escasez de carretas, tanques y máquinas
cultivadoras, entre las necesidades más apremiantes''.

Muy elocuente. Parte del rosario de obstáculos, incluidos siembra,
cosecha, transporte, comercialización, y con los bolsillos rotos. Rotos
también para redimensionar industrias con setenta, sesenta, cuarenta
años de explotación.

¿Turismo extranjero en momentos de la peor crisis mundial? Que se bajen
de las nubes.

Hay plantillas infladas a diestra y siniestra. Trabajadores sobrantes.
Quienes permanecen en sus puestos hacen malabares para que el salario
les alcance al menos la primera quincena. Lo estiran como chicles.
Hablando en términos bélicos, la batalla económica no tiene base logística.

Por otro lado, a pesar de los siete candados del gobierno, por los
entresijos del mutismo oficial escapan los escándalos de corrupción en
altos cargos de la estructura de poder. Vale recordar una sabia
expresión de Fidel Castro: ''O la revolución acaba con la corrupción, o
la corrupción acaba con la revolución''.
Son términos excluyentes. Los contrincantes, en sus esquinas. La
corrupción, tan extendida como el marabú.

Hay quienes piensan que la corrupción, extendida a todas las esferas
ciudadanas, es la respuesta lógica a los férreos controles del gobierno,
que se opone a cualquier expresión de libre mercado. La paradoja está en
el sinuoso capitalismo encubierto entre la hojarasca socialista. Se
imponen cambios estructurales, lo dijo Raúl Castro, aunque sin remover
cimientos, se dirá. Se imponen cambios profundos, hasta los cimientos.
Si los cambios no vienen desde arriba vendrán desde abajo.

Vale recordar, por su actualidad, la expresión popular tan extendida
durante las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista: ''Las
revoluciones nacen de los fogones apagados''.

Y en Cuba hay demasiados fogones apagados.

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Oct2010/19_C_5.html

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