Monday, October 11, 2010

Las versiones modernas del "modelo" cubano

LA INFLUENCIA DE CASTRO EN LA ERA POST-UNIÓN SOVIÉTICA

Las versiones modernas del "modelo" cubano

El populismo demagógico y caudillesco se enseñorea en Venezuela,
Ecuador, Argentina, Bolivia y Nicaragua con toda claridad y casi sin
límites.
por Claudio Paolillo

Fidel Castro fue, ya se sabe, un revolucionario. Muy poco tiempo después
de derrocar a una dictadura, él mismo se transformó en dictador. Su
dictadura personal lleva ya más de 51 años y es la más extensa de la
historia de América Latina. Es comunista y lleva décadas aplicando el
marxismo-leninismo en Cuba. Desde hace un año dicen que está moribundo,
pero no se muere más. Y no solo no se muere, sino que sigue estando tan
activo como cuando asaltó el Cuartel Moncada en los años '50.

Castro ha contribuido decisivamente a instalar y dar forma al populismo
demagógico y caudillista, una plaga que desde hace una década infesta a
prácticamente todos los países latinoamericanos y cuyo propósito es
horadar decisivamente los fundamentos básicos de las democracias
republicanas y liberales.

En los años '60 y '70, Castro diseminó por toda la región jóvenes
guerrilleros para hacerlos matar o convertirlos en asesinos, en el marco
de la llamada "Guerra Fría" que oponía a los Estados Unidos y la Unión
Soviética, con Cuba como baza del comunismo internacional en esta zona
del mundo. El objetivo fue siempre el mismo: destruir los sistemas
democráticos y republicanos para sustituirlos por totalitarismos que,
como el que él encabeza desde hace más de medio siglo, suprimen la
libertad, controlan la economía totalmente desde el Estado y esclavizan
a los ciudadanos.

Liquidado el paradigma de la Unión Soviética a comienzos de los '90, que
implosionó sin un solo disparo por su propia inviabilidad como sistema
de organización de la sociedad, Castro anduvo medio perdido durante
algunos años. Hubo quienes creyeron que este viejo zorro estaba frito y
que ya nada nuevo podía esperarse de él.

Pero Castro es un político genial -algunos dirán, con razón, un "genio
del mal", pero genio al fin- y después de algunos balbuceos inventó a
fines de los '90 esta saga populista, demagógica y caudillesca, que
mediante otros métodos, procura las mismas metas que el dictador cubano
ha perseguido durante toda su vida. En lugar de sembrar muchachitos que,
como carne de cañón, ofrendaban sus vidas en la búsqueda del "hombre
nuevo", pergeñó la destrucción de la democracia, ya no luchando contra
ella sino empleando sus propios instrumentos para dejar por fuera una
cáscara de república liberal y por dentro un engendro de raigambre
totalitaria.

Ha tenido bastante éxito. El populismo demagógico y caudillesco se
enseñorea en Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia y Nicaragua con toda
claridad y casi sin límites. Chávez, Correa, los Kirchner, Morales y
Ortega son los mejores alumnos de Castro y, como él hizo con Cuba, cada
uno a su ritmo van arrastrando a sus sociedades a autoritarismos
crecientes, semidictaduras o dictaduras que ya merecen el nombre de tales.

Pero el populismo demagógico y caudillesco no se detiene en esos países.
Castro ha conseguido inocular el virus en todos lados. "Lula" ha sido un
presidente admirado por el Primer Mundo, pero para adentro de Brasil no
ha dejado de ser un caudillo demagogo y populista. Tiene el nada
despreciable freno de las Fuerzas Armadas, de Itamaratí y del complejo
industrial de San Pablo. Pero es un estudiante avanzado -aunque
reprimido- del mandamás cubano.

El "bolivarianismo", que es el nombre elegido para esta nueva ola
antidemocrática porque ya no es vendible llamarse "comunista" o
"marxista-leninista", se extiende por Perú con Ollanta Humala, por
Honduras con Manuel Zelaya, por México con Andrés López Obrador, por
Paraguay con ciertos laderos de Fernando Lugo, por Uruguay con varios
asesores directos de José Mujica y por Colombia con personajes como la
senadora recientemente destituida Piedad Córdoba. Hasta en Chile hay
sectores, muy minoritarios por ahora, que adhieren a esta vuelta de
tuerca creada por Castro.

Los mejores alumnos de Castro son los que tienen plata y se la roban sin
miramientos a sus pueblos. Chávez le regala miles de millones de dólares
al dictador cubano, que sustituyó la teta soviética por un corredor de
petróleo venezolano abierto por Castro, quien siempre le hace creer al
comandante que canta por TV que la idea fue de él. Un monstruo, realmente.

A Correa le ha hecho creer que puede llegar a ser un nuevo "Che" Guevara
y entonces el presidente de Ecuador protagoniza actuaciones payasescas
-como la de la sublevación policial de hace dos semanas, a la que llamó
"golpe de Estado" cuando las Fuerzas Armadas se mantuvieron en todo
momento leales al primer mandatario- y pide que lo maten en la absurda
convicción de que, de ese modo, pasará a la inmortalidad.

Morales y Ortega hacen lo que les diga Chávez. Y los Kirchner, si bien
mantienen alguna independencia, no dejan de ser totalmente funcionales a
este nuevo esquema de poder en América Latina y, a la manera
rioplatense, también incursionan en conductas que provocan la vergüenza
ajena.

Los demás "bolivarianos" -esto es, los que no están aún en el poder como
los otros cinco- esperan al acecho su turno, que les llegará o no
dependiendo de factores tales como el tiempo de vida que le quede a
Castro, las catástrofes que ya se advierten en los países donde
gobiernan en materia de libertades e involución económica y, también, lo
que hagan los políticos y ciudadanos que sí creen en la democracia
republicana como forma de vida.

En este aspecto, hay que decirlo, cuesta comprender cómo las dirigencias
democráticas, que las hay y muy buenas, por cierto, en todos los países,
se mantienen a la expectativa, como esperando que estas personas y
políticas que condenan al atraso a América Latina caigan por su propio peso.

Quizá tengan razón y en, digamos, cinco años todo eso habrá implosionado
como lo hizo la Unión Soviética. Pero, teniendo en cuenta las
tradiciones latinoamericanas y su herencia latina, es una apuesta muy
riesgosa que puede costar muchas generaciones perdidas.

http://www.lanacion.com.py/noticias-330081.htm

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