Saturday, October 09, 2010

Ni comunismo, ni capitalismo salvaje

Publicado el sábado, 10.09.10
Ni comunismo, ni capitalismo salvaje
By OSCAR PEÑA

Como expresé en mi anterior artículo, deseo que en Cuba no se conviva
con el socialismo o el capitalismo salvaje. Sin embargo --casi
inexplicablemente porque se considera que nadie desee algo malo a los
suyos--, he leído en foros varias incomprensiones al respecto. No me
refiero a las opiniones siempre torcidas y de mala fe de algunos a los
que no se debe tener en cuenta. Se trata de personas de buena voluntad
pero que sacan conclusiones superficiales como el que juzga un libro por
su portada. Ser ligero en los análisis, en las determinaciones y
evaluaciones es muy peligroso y está muy relacionado con el extremismo.

No rechazo el capitalismo. Al contrario, me parece que es el sistema
sociopolítico más acertado que conocemos si no pierde la conciencia
social. Rechazo la caótica situación de los países latinoamericanos y la
simbiosis actual que existe en Cuba entre el stalinismo y lo peor del
capitalismo salvaje. Los que hemos tenido el triste privilegio de haber
crecido dentro del socialismo salvaje de Cuba (comunismo totalitario) y
hemos conocido después fuera de Cuba el socialismo democrático de
España, Suecia, Dinamarca, Francia, India, Suiza, Estados Unidos,
Canadá, Costa Rica, Chile y otros países, pensamos que tienen los
sistemas que deseamos para nuestro país. Son sistemas libres, dignos y
serios, pero sin descuidar y dejar de lado valores como la seguridad
social, la solidaridad, la caridad, la responsabilidad, la conciencia
social y la preocupación por el prójimo incapacitado o con serias
necesidades.

¿De qué vale salir en Cuba del socialismo salvaje y que se convierta en
otro país más de los que abundan en América Latina denominados
falsamente democráticos y de libre mercado (capitalismo salvaje) pero
donde existe corrupción, miseria, violencia, drogas y abismales
desigualdades que no admiten ningún tipo de defensa. Un ejemplo de lo
que debemos alcanzar es: no abogar de manera absoluta por la anterior
Venezuela de antes de Chávez, que era un país rico pero lleno de
corrupción y problemas sociales, y mucho menos por la actual, donde cada
día se legaliza más el salvajismo del Estado, el culto a la personalidad
y la obediencia al gobernante. Lo correcto es estar ajeno tanto al
capitalismo salvaje como a la ideología marxista-leninista, a fin de
garantizar el respeto, la dignidad y la libertad del ser humano.

¿Qué es el capitalismo salvaje? Es donde se destruyen las pequeñas
empresas en beneficio de las empresas más poderosas, de las que tienen
más entrada de dinero y bienes para corromper a los corrompidos. En el
capitalismo salvaje sólo las grandes empresas puedan continuar adelante.
El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, es adalid de la regulación
financiera y detractor de los excesos del capitalismo. Sarkozy también
apoyó el plan del presidente Barack Obama de evitar el exceso de riesgos
en la banca. Y ello no es una cuestión de liberalismo, ni de socialismo,
ni de derechas, ni de izquierdas, es una forma inteligente y práctica de
enfrentar la realidad para no llevar a los países al abismo social.

Otro buen ejemplo actual de lucha contra el capitalismo salvaje es la
actuación del empresario multimillonario de derecha y actual presidente
de Panamá, Ricardo Martinelli, quien al referirse a medidas anunciadas
por su gobierno para bajar la tarifa de la energía eléctrica expresó:
``Personalmente estaré atento a este tema. Y en mi gobierno primero
están los intereses del pueblo. Para ello es necesario que el país tenga
energía abundante y a un precio justo''. El mandatario también comentó:
``en Panamá queremos empresarios, no empresaurios que practican el
capitalismo salvaje, donde nadie se preocupa por la seguridad jurídica
del pueblo. Sí queremos empresarios serios que vengan a invertir, a
desarrollar, generar empleos y que ganen para que continúen creciendo
con el país, pero que se preocupen por la seguridad del pueblo''.

i opinión: ya el comunismo (socialismo salvaje) desapareció y sólo
quedan sus cenizas, algunos viejos símbolos y Chávez recogiendo esos
escombros en Venezuela. Ahora le toca desaparecer al capitalismo salvaje
de nuestros países latinoamericanos. Debemos aspirar a un capitalismo
creciente, eficaz, compasivo, humanitario, esperanzador y pleno de
justicia. A una América Latina donde no desaparezca el derecho a
estudiar y haya atención de la salud gratuita para todos, con opciones
privadas para los que lo deseen. Una América Latina donde una persona no
tenga que ir casa por casa recogiendo centavos para enterrar a un
familiar por los altos costos de esos servicios, donde los niños y
jóvenes estén en las escuelas preparándose para el futuro y no pidiendo
limosnas. Países en que algunas mujeres se prostituyan porque no tienen
forma de sostener a sus familias.

Convertir a nuestros países en sociedades sostenidas política y
económicamente y con opciones para todos. Países cuyos hijos no se
vayan. Sólo un triste ejemplo: antes de 1959, la emigración de los
cubanos era casi nula y hoy tenemos alrededor de tres millones que le
han dicho adiós a la isla. ¿Cuándo vamos a sentir orgullo por nuestros
países?

http://www.elnuevoherald.com/2010/10/09/816667/oscar-pena-ni-comunismo-ni-capitalismo.html

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