Friday, October 15, 2010

Ravsberg y el debate del último jueves

Ravsberg y el debate del último jueves
Luis Cino (PD)

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Siempre aconsejo a los que
quieran ilusionarse un poco con los cambios en Cuba que lean el blog del
periodista Fernando Ravsberg. Sólo tienen que tener la precaución de
tomar alguna píldora contra el mareo y no creerlo todo al pie de la letra.

El corresponsal uruguayo de BBC Mundo en La Habana, sin hacer demasiado
caso a los voceros oficiales, y menos aun a los periodistas
independientes, descubre matices insospechados en la situación nacional
y ve lo que nadie ve: lo mismo una legión de cubanos ricos que desde la
isla financian a toda leche a sus familiares en el exterior, que un
debate donde le dan la voz al público y "plantea sus críticas al
gobierno con crudeza".

Fue lo que creyó observar el sorprendido Ravsberg, tan acostumbrado a la
unanimidad y el silencio de la pecera castrista, en la sala del centro
cultural Fresa y Chocolate, en El Vedado, el último jueves de
septiembre. El debate mensual de la revista Temas discutió en esta
oportunidad la crisis económica de los años 90. Y Ravsberg se quedó
impresionado por el debate tan libre, abierto y democrático –en fin, ¡el
mar!- que allí se produjo.

Refiere el periodista en su blog que el panel lo integraban un
ex-ministro de economía, un analista económico de la Universidad y una
socióloga, y que el público lo componían un centenar de personas "de
todo tipo y color".

Ravsberg no aclara cuántos en la puerta y entre el público eran miembros
de la policía política. Parece que no le place hablar de los agentes de
Seguridad del Estado, porque cuando, para ejemplificar cómo el nivel de
debate en el último jueves de Temas "va en ascenso en los últimos
tiempos", se remite a la vez que hablaron de Internet y entró "una joven
de extraña peluca" a la que dejaron entrar, llamaron por su nombre y le
concedieron la palabra.

No aclara Ravsberg que en aquella oportunidad, hace varios meses, la
entrada fue gratuita pero no libre: sólo dejaron entrar al salón a los
que estimaron conveniente. Incluso bloquearon la entrada a periodistas
extranjeros. La bloguera de la peluca rubia se coló (¡oh milagrosa
chapuza policial!) y la dejaron hablar porque no les quedó más remedio o
vaya a saber por qué.

Pero en el debate de septiembre sobre el período especial no hubo
incidentes y Ravsberg pudo sorprenderse de las contradicciones de fondo
entre los panelistas, y de que el público ripostara a los defensores a
rajatabla del estatismo estilo socialismo real, que advertían del
peligro de que las aperturas económicas sean concesiones al
capitalismo. Una pareja de comunistas críticos abogó por "crear el
verdadero socialismo" y alguno demandó que el gobierno defina con
claridad hacia dónde llevan el país. ¡Inocente, como si todos no
supiéramos que derechito al abismo!

Eso bastó a Ravsberg para creer haber visto desfilar frente al micrófono
"a la mayor parte de la sociedad cubana con sus diferentes matices
políticos". No importa que no haya visto a un opositor por los alrededores.

Ravsberg se emocionó por los asistentes que no podían contenerse (pero
así y todo se contenían, que el verraco sabe en el palo que se rasca) y
aplaudían cuando creían que los que hablaban decían lo que ellos no se
atrevían a decir. O con los que guardaban un incómodo silencio ante lo
que decía el ex-ministro de economía, en vez de gritarle la tonga de
improperios que se merece él y todo lo que representa y defiende.
¿Qué diría Ravsberg si diera una vuelta por mi bodega cuando no viene el
pan, o por la cola en la primera parada del P-6 y el P-8 en el reparto
Eléctrico, ahora que el transporte público en la capital amenaza ponerse
tan malo como en el período especial?

Si oyera lo que dice la gente en esos lugares sobre la actualización del
modelo económico -los que piensan en los despidos y el hambre que se les
viene encima, lo llaman de otro modo más feo-, entonces podrá decir que
oyó la opinión del pueblo. La verdadera. Lo que escuchó en Temas es
trompeteo cirquero, con sordina, envuelto en algodón empapado en éter. Y
lo que es peor, vigilado con lupa.

luicino2004@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Oct2010/15_C_3.html

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