Friday, October 08, 2010

Si Che Guevara viviera

Si Che Guevara viviera
Luis Cino

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Hace 20 años amé a una
mujer que a su vez (¡vaya triangulito!) amaba a Che Guevara. He llegado
a sospechar que lo que más le gustaba de mí era la barba que por
entonces usaba. Lo curioso de su admiración es que la muchacha no
simpatizaba para nada con el régimen. Poco después de soltarme como una
papa caliente –creo que aún no me había quitado la barba, pero el amor
se agota, quien lo duda- escapó cuando el Período Especial alcanzaba su
mejor definición y se largó a Argentina con carta de invitación.
Me cuentan que en Buenos Aires montó una tienda de antigüedades, y que a
pesar de haberse convertido en una señora burguesa, ha peregrinado
varias veces a la estatua de bronce de Che en Rosario y cada 8 de
octubre, como hacía en Cuba, viste de negro.

También tuve un amigo músico y fotógrafo, genéticamente anti-sistema,
que detestaba el comunismo, pero creía que su versión cubana sería mejor
si Che Guevara no se hubiera ido a morir a la guerrilla boliviana.

Nunca he podido entender a los admiradores del Che que no tienen
absolutamente nada que ver con su ideario. Dan ganas de vomitar los
turistas ideológicos, burgueses hastiados y frívolos, con añoranzas de
su mocedad en los rebeldes años 60 y suficiente dinero para gastar, que
pagan moneditas a famélicos guitarristas de la Habana Vieja para
escucharlos conmovidos tocar el "Hasta siempre, Comandante", de Carlos
Puebla. De veras que me alegra cuando en la Plaza de Armas les cobran un
ojo de la cara por ejemplares usados de la edición de 1968 del diario
de Che en Bolivia, o Pasajes de la Guerra Revolucionaria, y viejos
billetes de tres pesos con la firma (generalmente falsificada) con las
tres letras del apodo del revolucionario argentino.

Por estos días que tanto se habla de cómo deben ser remodeladas las
instituciones, cómo acabar con la corrupción y la mentalidad
burocrática, de cuál debe ser el régimen de propiedad sobre los medios
de producción, si estatista o socializante, hay atorrantes que con los
ojos en blanco invocan a Che para buscar las claves del enigma: el
socialismo a reinventar.

¿Qué les hará suponer que bajo la dirección de Ernesto Guevara hoy
funcionarían con eficiencia el Banco Nacional de Cuba o aquel
mastodóntico y calamitoso Ministerio de Industrias? ¿Qué hacer, Lenin,
además de menear el engrudo? ¿Le echamos más agua o más gofio?

Ahora que los despidos masivos y las terapias de choque tomadas
prestadas del capitalismo más salvaje se nos vienen encima con el
disfraz de la actualización del modelo –chinchales y timbiriches a la
vista-, son muchos los que crecieron repitiendo el lema ¡Pioneros por el
comunismo, seremos como el Che! en los matutinos escolares que ahora se
preguntan, con la misma hambre y los mismos zapatos rotos: ¿Y qué diría
el Che de todo esto?

En realidad, Che Guevara, que no era economista, sino comunista, no
llegó a concretar con claridad su pensamiento económico. Sólo dejó, en
medio de su desmesurado y supra humano idealismo, un reguero de
conceptos ambiguos y contradictorios difíciles de articular en un corpus
de ideas coherentes, factibles de aplicar a la actual situación cubana.

De no haber muerto hace 43 años en La Higuera, Che Guevara hoy sería, en
lugar del principal símbolo de la izquierda mundial, otro nada romántico
anciano comandante histórico en el Politburó. El más culto e
inteligente, pero también el más de línea dura. El menos dispuesto a las
reformas. Nada del estilo Deng Xiao Ping y los gatos de cualquier color,
por mucho partido único y ratones que cazaran. El modelo que fascinaba a
Che era el del camarada Mao. Así que puede que ahora que no sirve de
nada crear dos, tres, muchos Vietnam…con economía de mercado, para
salvar al socialismo verde olivo, Che apostara por las comunas agrícolas
y la revolución cultural.

luicino2004@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Oct2010/08_C_3.html

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